Esta semana que parecía que no terminaría nunca, fué la del primer día que mi madre sale a la calle despues de mese.Volvimos a pasear juntos con algo de miedo ante una calle atestada de gente, pero con la sensación de haber vencido una pequeña batalla y de que algo entre nosotros había sanado. El simple saludo a través de 3 pisos a mi hermana se convirtió un acto simbólico y de rebeldía.